¿Cuándo llevar a un niño al fonoaudiólogo?
- Verónica Vilches Rojas
- 29 feb 2016
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 mar 2023

Que un hijo no pueda ingresar a un colegio es una de las señales más comunes que llevan a los padres a consultar a un fonoaudiólogo. Esto ocurre, generalmente, a los tres años y medio, cuando el niño no habla o no se le entiende. Por eso, es importante tener un control. Por ejemplo, si a los 18 meses no habla, aunque sea más regalón, necesita una evaluación. A lo mejor entiende todo, pero si no lo estimulan como corresponde, tendrá retraso en el lenguaje.
Actualmente, los papás saben que el examen de admisión a los colegios es complicado y consultan antes, se ponen el parche antes de la herida. Están captando cada vez más temprano las dificultades en el lenguaje de sus hijos y preguntan al pediatra ante cualquier duda. Por esto, es importante hacerle caso a los papás cuando ellos presienten algo.
¿Pero, a qué edad debo consultar, entonces?
Apenas la mamá o el entorno cercano tengan dudas. El diagnóstico y tratamiento precoz son indispensables. A pesar de que cada vez hay mayor conciencia en los padres sobre este problema, existe un grupo que espera solucionarlo milagrosamente, o los llevan a pocas sesiones y terminan antes de tiempo, sin tomar en cuenta que tiene que ser un trabajo constante y en conjunto con el fonoaudiólogo, que implica trabajo en la casa y dedicación permanente.
A veces los padres tienden a minimizar el trastorno, aunque familiares o cercanos les dicen que el niño tiene problemas. Lo hacen principalmente, porque si sus hijos tienen un trastorno, los van a estigmatizar y no piensan que es más fácil empezar un tratamiento antes que después.
Siempre que a un niño lo deriva un pediatra, neurólogo, otorrino o psiquiatra infantil, lo importante es saber con qué criterio él lo evalúa. Según eso, dependiendo del caso, hay que empezar precozmente y a otros se les deja solos, pero hay que reevaluarlos a cierta edad, cuando deberían cumplir con ciertos hitos del desarrollo. Por ejemplo, puede faltarles sólo un poco de estimulación, lo que se puede solucionar en el jardín infantil o con pautas de trabajo que apliquen los padres.
¿Qué consecuencias en el lenguaje tiene retrasar este tratamiento?
Puede desfasarse el tratamiento, se hacen más sesiones, es más caro y baja la autoestima del niño porque no habla bien. Disminuyen los niveles de atención, de aprendizaje y de motivación porque tiene problemas para interactuar y se siente disminuido en la relación con su medio.
SIGNOS QUE NOS PUEDEN ORIENTAR ANTES DE CONSULTAR

Tomado de ernández Martín F.. Escuchemos el lenguaje del niño: normalidad versus signos de alerta. Rev Pediatr Aten Primaria [revista en la Internet]. [citado 2016 Feb 29]. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-76322013000300014&lng=es. http://dx.doi.org/10.4321/S1139-76322013000300014.
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